La generación de 1959 del Instituto Nacional fue partícipe de los movimientos estudiantiles que marcaron parte de la historia de Panamá.
Para los jóvenes estudiantes de esa época, el estudio iba de la mano, pero a la vez se accionaban hacia la lucha por la recuperación del Canal bajo un sólo territorio y una sola bandera.
Estos valiosos panameños (as) tuvieron la responsabilidad de reorganizar la Federación de Estudiantes de Panamá, donde ocuparon los puestos para dirigir la agrupación y desde allí lograr grandes transformaciones políticas, sociales y económicas en beneficio del país.
Este grupo generacional, graduado hace unos 50 años, son hombres y mujeres que reconocen la calidad de educación que recibieron dentro de las aulas del "Nido de Aguilas" y gracias a ello se convirtieron en profesionales en diferentes disciplinas.
Adolfo Ahumada es uno de los egresados de esta generación, quien recuerda la gran camaradería que vivió junto a sus compañeros, pero sobre todo, el sentido cívico, patriótico y solidario de cada uno de ellos.
Aseguró que el hábito de la lectura inculcado desde las aulas escolares, principalmente novelas de autores panameños, le sirvió de inspiración para ser negociador de los tratados Torrijos-Carter. Para los muchachos no había otro distracción que la lectura, acotó.
Recalcó que el espíritu combativo y patriótico permanece entre los "institutores", sin embargo, las condiciones, circunstancias, objetivos y los métodos cambian. "Cada vez que un chico o chica entra a las aulas del IN se siente que hay un fervor cívico".
Ahumada, quien ha ocupado cargos ministeriales, aseguró que Panamá debe fortalecer dos áreas que son la educación y cultura si verdaderamente deseamos obtener un cambio como país.
Igual posición comparte el Dr. Carlos Arrieta, quien fue rector el Instituto Nacional de 1978-1989, sustenta que en el tema educativo hay que optimizar la calidad del docente. En el triángulo de lo que se llama educación están los educadores y en la vértice está localizada la historia del pueblo.
En tanto, Milcíades Ortiz, otro alumno de la generación de 1959, dijo que sus primeros pinitos en el periodismo surgieron en Instituto Nacional, donde publicaron un periódico que se imprimó en la imprenta del centro educativo.
Resaltó que el Instituto Nacional, más que una escuela, se convirtió en el hogar de todos, y aunque esta estructura escolar es patrimonio histórico y ha sufrido algunas reparaciones, afirma que en el centro escolar permanecen algunas huellas de antaño, tales como: los árboles, antesalas, escaleras, inscripciones de algunas placas con pensamientos alentadores y el inmortal símbolo de las esfinges que dan la bienvenida a sus hijos.