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EDITORIAL
Adiós Celia
La Guarachera de Cuba" dio su último tumba'o. Murió a la edad de 78 años después de conocerse que padecía de un cáncer cerebral que la mantenía en estado delicado.
Los panameños recordarán a la dueña de "Azúcar", palabra que utilizaba en sus interpretaciones y que motivaban un gran ritmo en cada una de sus temas.
El mundo artístico está de luto, pero más los salseros, sobre todo los panameños que ahora tendrán que conformarse con las grabaciones en acetatos y CD's de sus más de 50 producciones musicales, en las cuales incluyó boleros, chachachá, mambo, guaracha y hasta el reggae con su tema muy pegado "La Negra tiene tumba'o".
La sonrisa de Celia quedará grabada en el corazón de los latinos. Su carisma y su inconfundible manera de bailar serán recordados por sus seguidores.
"La Reina de la Salsa" o "la Guarachera de Oriente", como fue bautizada en el mudo artístico comenzó su carrera artística en La Habana, luego de haber ganado un concurso de talentos conocido como "La hora del té".
Celia se preparó para ser profesora de literatura. Dio clases durante algunos años. Trabajó en la radio cubana y cantó en el club nocturno Tropicana.
En 1950 se incorporó como vocalista de la banda musical La Sonora Matancera y, junto con ese grupo, abandonó la Cuba revolucionaria de Fidel Castro en julio de 1960 para radicarse en Estados Unidos.
Las páginas de todos los periódicos del mundo registrarán hoy su vida, pero marcarán que fue un 16 de julio de 2003 cuando nos dejó "La Reina del Azúcar".
Una gran cantidad de artistas locales, entre ellos el propio Rubén Blades, los hermanos Sandoval, Edgardo Franco (El General), Roberto Delgado, entre otros, compartieron escenario en los últimos años en Panamá y qué decir de la época de los combos nacionales, donde la luz de su talento brilló más que nunca.
La larga trayectoria de Celia no sólo incluyó música. Ella también participó en la película "Los reyes del mambo" y en varias telenovelas mexicanas.
Los panameños no dejarán de pensar en lo que Celia se convirtió, pues -como ella misma dijo cuando visitaba el istmo- esta fue su segunda patria, país que se une al dolor de sus familiares que le acompañaron en su hogar en Nueva Jersey, donde dio su último suspiro al lado de su esposo Pedro Knight.
Como quiera que no la tendremos físicamente con nosotros, su música se convertirá en un legado para las generaciones futuras y, sobre todo, sus enseñanzas que aportan un estilo de vida progresista que sirve de ejemplo a la humanidad. Adiós Celia.
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PUNTO CRITICO |
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