EDITORIAL
Francia
condena a Noriega
La demanda promovida
por Panamá en Francia contra el tirano Manuel Antonio
Noriega fracasó para los intereses nacionales al no poder
probar el apoderado del reclamo que los bienes adquiridos por
los esposos Noriega fueran producto de dineros públicos
istmeños.
La decisión judicial francesa proclama la prueba de
las actividades de narco-lavado realizadas por el militar desde
la cúspide del mando y establece los montos de tales trasiegos
dolosos; eventos que sirven de respaldo para proferir la sentencia
de diez años de cárcel y multa de doce millones
de dólares para él, y de diez millones para la
esposa.
De igual manera, tres inmuebles de altísimo valor,
localizados en París, son cautelados por el decisorio
judicial, y engrosarán las finanzas de la nación
europea, dejando las aspiraciones panameñas frustradas,
con un simbólico pago de dos francos, equivalentes a dieciséis
centésimos de balboa.
Noriega construyó desde la cúpula del mando
castrense una telaraña delictiva que recibió centenares
de embarques de dinero procedentes de Estados Unidos, que introdujo
en el sistema bancario nacional, para mediante trasferencias
internacionales desviarlos a Europa y otros lugares; así
realizó inversiones inmobiliarias en Londres, asociado
con empresarios iraníes y adquirió apartamentos
en Valle Verde, en Caracas, Venezuela; también una propiedad
en Firenze, Italia.
De igual manera hizo depósitos en cuentas bancarias
en Liechtentein, y USA, movilizando sus fondos a través
de una abigarrada cantidad de transacciones que dificultan seguir
los rastros.
Francia, al tenor de su legislación vigente, establece
que los bienes radicados en su territorio que sean resultado
de actividades delictivas, en especial del maligno comercio de
las drogas, pertenecen al estado francés; situación
que materializa la sentencia contra Noriega y Felicidad, a cuyo
nombre se registran los tres apartamientos cautelados.
Hoy, Noriega cumple condena en ergástula de Miami,
y aún cuando se le haya reducido una porción de
los cuarenta años de castigo, deberá enfrentar
la sanción proferida de veinte años, en ausencia,
en Panamá; por el crimen del doctor Hugo Spadafora Franco;
de diez años en Francia; y un expediente abierto en Bélgica,
por el crimen de lavado de dinero; panorama punitivo que permite
concluir en que morirá de viejo en los dieciséis
metros cuadrados de algún calabozo.
En Francia se hizo justicia; en Panamá también.
Ojalá los decisorios penales proferidos ejemplaricen y
sirvan de moraleja a quienes andan en malos pasos, cuando se
concluye en la divisa "el crimen no paga".
PUNTO CRITICO |
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