El pasado jueves La Villa de Los Santos volvió a llenarse de colores con la realización del Corpus Christi.
Sus calles vestidas con extensas camas de flores, mientras decenas de diablos se tomaban el pueblo, fue la tónica de esta fecha que en tiempos de la colonia fue usada para instaurar la fe católica a las masas indígenas a través del concepto del bien y el mal.
Diablos, arcángeles, figuras de animales, y hasta personajes históricos, como Hernán Cortés y el gran Montezuma de México, forman parte del repertorio de danzas que conforman el Corpus Christi en La Villa de Los Santos, que por décadas viene luchando al igual que Garachiné en Darién y Parita en Herrera por preservar lo que ya tienen y rebuscar en la historia lo que posiblemente ya se ha perdido.
Un día de Corpus en La Villa es, además de un día lleno de fe, el vivo ejemplo de un pueblo que ha hecho lo imposible por preservar su memoria y traspasarla.
Sólo hay que visitar La Villa un día de Corpus para entender y aprender como se preserva la identidad de un pueblo.