Martes 16 de junio de 1998

 








 

 

MENSAJE
Cristo no nos demandaría


Hermano Pablo
Costa Mesa, California

Llovía a torrentes en aquella carretera que va entre las ciudades de Santa Ana y Riverside, California. La señora Connie McCormick, tratando con dificultad de ver el camino, tenía los limpia-parabrisas volando de un lado a otro. Había mucho tráfico y el pavimento estaba resbaloso debido a la lluvia.

De pronto Connie perdió el control del volante y el vehículo saltó del camino y cayó en una acequia llena de agua. La mujer quedó aprisionada en su asiento. Si no recibía auxilio de inmediato, corría peligro de ahogarse.

El señor Edwin Duke, que vio todo el accidente, corrió adonde estaba el coche volcado y trató de abrir las puertas, pero estaban prensadas. Con fuerza descomunal forzó la tapa del baúl del vehículo, quitó el asiento trasero y por allí pudo rescatar sana y salva a la señora McCormick; pero en el esfuerzo de salvarla, el señor Duke se lastimó gravemente la columna vertebral y lo tuvieron que intentar en un hospital.

Como perdió mucho tiempo de trabajo y gastó muchos miles de dólares en médicos y hospitales, el señor Duke interpuso una demanda judicial contra la señora McCormick por 25 mil dólares por concepto de daños y perjuicios. Primero la salvó arriesgando su propia vida, y después le hizo una demanda judicial. Situaciones como ésta son comunes entre los seres humanos.

Hace casi dos mil años, Cristo nos vio a nosotros también en peligro de muerte. Volcados a un lado del camino de la vida, estábamos ahogándonos en medio de nuestras dolorosas miserias, presos por nuestros problemas sin solución. A diferencia del señor Duke, que arriesgó la vida pero no tuvo que entregarla para rescatar a la señora McCormick, el Señor Jesucristo dio su vida para salvarnos. El dejó la gloria del cielo para tomar el escarnio de la cruz, puso su vida en pago de la nuestra y llevó nuestras culpas para que nosotros pudiéramos tener vida eterna. El Sagrado Libro dice que "El fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados" (Isaías 53:5).

Por medio de Cristo obtenemos limpiea, paz, justicia y honra. Y El no nos pone demanda alguna por habernos salvado. No va a llevarnos al tribunal por más desagradecidos que seamos. No nos cobra nada, no nos exige nada. Sólo pide que aceptemos su infinito amo, que confiemos en El, que le demos nuestro corazón y que lo coronemos como Rey y Señor de nuestra vida.

 

 

 

 

CULTURA
Lanzan candidatura no oficial de Madonna en ciudad de Miami.

 

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