El silencio de los niños de la calle
Maritza Reye
Crítica en Línea
Cuerpos desnutridos, en los
que sobresale la osamenta de pequeños hombrecitos, descalzos y de
ojos tristes. Este es el retrato que describe al niño panameño,
quien a su corta edad se faja en las calles para sobrevivir. Y es el panorama
que ofrecemos a escasos meses del nuevo milenio y la entrega de unos de
los recursos de mayor valía para el país, que irónicamente
podría estar en manos de estos niños.
En Panamá, 2 de cada 3 infantes viven en condiciones de pobreza
extrema, situación que limita sus posibilidades para tener acceso
a una buena educación y a una buena atención médica,
así lo dio a conocer la directora ejecutiva de Casa Esperanza, Roxana
Méndez de Arosemena.
La existencia de estos dos factores conduce a los pequeños, según
el informe de Casa Esperanza, a buscar estrategias para ayudar a obtener
el sustento de sus familiares o cubrir sus necesidades básicas, disminuyendo
sus posibilidades de alcanzar un desarrollo óptimo de sus capacidades.
La explotación del trabajo infantil se presenta en escalas intolerables
muy similares a la esclavitud: abuso sexual, maltrato, prostitución
y actividades ilícitas como la venta de estupefacientes, destacó
la representante de Casa Esperanza. De este flagelo no escapan los países
de la región, incluyendo Panamá, en donde aproximadamente
un 11% de los niños se dedican a buscar empleo y otros ya están
empleados.
Sus habilidades motoras, cognoscitivas, de lenguaje y socialización,
que se requieren para tener éxito en su etapa escolar posterior,
se truncan cuando son sometidos a estos esquemas de bajos valores morales
y maltrato.
Un estudio realizado por esta entidad en 1994 reveló que 4,540
niños/as incluso adolescentes entre 10 y 17 años son trabajadores,
de los cuales 4,500 declararon la calle como sitio habitual de trabajo.
El 96% reside en áreas urbanas.
Cuatro años después, esta misma institución contacta
a 636 niños/as generando ingresos en las calles. El 86% de los niños
en estas condiciones son menores de 15 años.
Los centros de labores de estos pequeños se detectaron en el Mercado
de Abastos, Avenida Central, El Dorado, en la ciudad de Panamá y
en el Mercado Público de la provincia de Colón.
Las investigaciones también revelaron que la gran mayoría
de los infractores residen en el corregimiento de Curundú, Belisario
Porras, en el distrito de San Miguelito. En Colón se ubicaron algunos
en el barrio Norte específicamente en Calle 8.
Este informe de Casa Esperanza se une al publicado por el Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) el año pasado, en el que
se descubrió que 5 de cada 100 niños de un año mueren
anualmente en las provincias de Darién y Bocas del Toro; 1 de cada
3 niños no terminan la escuela primaria; 2 de cada 3 menores de 15
años viven en situación de pobreza; 87 de cada 100 niños
de áreas rurales, no asisten a un preescolar y 71 de cada 100 niños
de la Comarca Kuna Yala, están desnutridos.
La directora de Casa Esperanza explica que el año pasado un 30
por ciento de los niños de la calle fueron incorporados en los 6
programas que se desarrollan en los centros en las ciudades de Panamá
y Colón, donde fueron atendidos 1,379 niños y adolescentes.
Destacó que para esta institución es un gran reto, la situación
educativa de los niños en Panamá porque existe una incidencia
de fracaso escolar por vivir éstos en situaciones de alto riesgo
social.
Dejó entrever que las asignaciones de mayores dificultades para
los estudiantes que ingresan en estos programas es la lecto-escritura y
matemáticas, es decir un 27%.
El proyecto de Granja Integral en Cermeño, en la cual participan
adolescentes de 15 años ha permitido que muchos jóvenes abandonen
por completo las calles. Pese a los esfuerzos y las metas alcanzadas queda
mucho por hacer porque cada año se suman más niños
en la calle, recalcó Méndez.
Cabe destacar que Panamá participó recientemente en la
conferencia sobre la prohibición y la eliminación inmediata
de las peores formas de trabajo infantil organizada por la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), que se celebró en Ginebra, Suiza.
El Comité Permanente contra el Maltrato Infantil de Panamá
destacó que este convenio debería ser aprobado este año
por los diferentes Estados, empleadores y trabajadores de todo el mundo.
Pero para Panamá es aún un reto la ratificación del
Convenio 138 de la OIT sobre la edad mínima para el trabajo en Panamá
es el único país en América Latina sin haberlo ratificado.
|