El chorro de Burunga, un paradisíaco caudal que en los albores de la historia ha sido identificado en cada reseña de los que han plasmado en sus escritos literarios, desde sus orígenes el nacimiento del distrito de Arraiján.
Paradójicamente a esta realidad las afluentes del atractivo natural está en completo abandono, los tentáculos de la contaminación por los desechos sólidos, aguas residuales que desembocan en sus afluentes, han empezado a hacer efectos negativos en detrimento del ecosistema.
Franklin Bernal, dirigente comunitario del área, señaló que desde su infancia visitaba el chorro durante la época de estación seca, disfrutaba de las aguas cristalinas en familia y con sus hermanos se divertían sanamente.
Manifestó que para la época de verano, el chorro era muy concurrido y visitado por paseos de la capital y de la provincia de Colón, vehículos particulares provenientes de diferentes puntos del país iban a divertirse en un ambiente de sano esparcimiento, pero transcurrió el tiempo, y los depredadores han contaminado sus aguas. El dirigente recuerda que desde la administración anterior, elevaron su preocupación a las autoridades gubernamentales para solicitar un plan a fin de rescatar este paradisíaco atractivo, sin embargo fue infructuoso.
Según Bernal, el chorro es una tradición para el distrito de Arraiján, cada día está más descuidado el atractivo, debe ser conservado para que toda persona pueda disfrutar de un sano esparcimiento en las aguas de esta belleza natural. El vocero exhortó a las autoridades del Instituto Panameño de Turismo (IPAT), llevar a cabo una vista al lugar, a fin de establecer un plan de inversión dirigido a rescatar este monumento natural, que está por desaparecer.