Dolor, frustración e impotencia reina en la humilde población de Playa Leona, en La Chorrera, tras el asesinato de los pescadores Dagoberto y Rigoberto Pérez Rivera, registrado en las costas panameñas a la altura de Panamá Viejo, en donde otras embarcaciones han sido atacadas por falsos policías.
La tragedia ocurrió alrededor de las 10:00 de la noche del martes.
Ayer, jueves, con el rostro bañado en lágrimas, Rigoberto Pérez, padre de Rigoberto, de 18 años, y Dagoberto, de 16, dijo que estuvo pescando con ellos en la embarcación "La Maestra", y al despedirse les pidió que se cuidaran, sin saber que sería la última vez que los vería con vida.
Repitiendo incasablemente: "Ellos no usan armas, solamente machete", el padre intentaba aclarar la situación de sus hijos que además de ser matados sin motivo por la Policía Nacional, ahora los acusan de haber tenido arma en su lancha "La Niña Evy".
Teresa Pérez, abuela de los muchachos, tristemente recordó que Rigoberto, desde los 12 años empezó a trabajar en la pesca, y el otro (Dagoberto), desde que tenía 15 años.
Fue un policía de Playa Leona quien les avisó que sus nietos habían muerto en la embarcación, lo cual causó un grave pesar dentro del seno de la familia Pérez, que dependía del sustento que aportaban Rigoberto y "Dago", a quien su madre les había comprado una panga.
"Esa es una dura. su madre les compró una lancha a crédito que le costó 8 mil dólares, y ahora pierde a sus dos hijos", comentó un morador de la comunidad de Playa Leona, en donde un profundo pesar se siente entre la gente que no habla más que de ese tema.
La familia Pérez estaba compuesta por Evidelia Rivera y sus cuatro hijos, de los cuales ahora el mayor es Aris Pérez, de 14 años, quien consciente de la responsabilidad que le cabe por ser ahora el 'hombre� de la casa, con sus ojos llenos de lágrimas ante la pregunta de si volverá a pescar respondió: "Por un rato, no".
ANTECEDENTES
Ismael Rivera estuvo pescando con los muchachos y recuerda que ellos ya iban de regreso con una carga de aproximadamente 600 libras de camarón, siendo sorprendidos por una llamada telefónica de su esposa que le informó que a Rigoberto y a "Dago" los habían matado.
Ese pescador tiene sobrada razón para justificar que los muchachos no atendieran la voz de alto de la Policía, ya que, el Sábado de Carnaval, su hijo del mismo nombre, fue atacado en el mismo sector donde fueron sorprendidos los muchachos Pérez, por unos supuestos 'tongos� que le decían: "�Alto! Somos la Policía", pero eran unos maleantes.
En esa ocasión, su hijo y otros compañeros fueron víctimas de los falsos policías a los que no les bastó con robarles todo el camarón que tenían, sino que les rociaron gasolina para quemarlos y a su hijo casi le cortan la pierna con la propela de la lancha.
PARECER DE PESCADORES
Rivera es de la opinión que está bien que la Policía patrulle, pero deben identificarse mejor y comunicarse con un altoparlante cuando se dirigen a los pescadores, "porque ese día andaban en una lancha igual a la de nosotros, y no en la patrullera que uno conoce".
NECROPSIA
La necropsia a los hermanos Pérez Rivera confirmó heridas con proyectil de armas de fuego. Rigoberto falleció a causa de una herida perforante con arma de fuego en la cabeza. Dagoberto murió por un shock hemorrágico y herida con arma de fuego en el tórax.