Por las eventualidades que legislo en mi cerebro a veces concadeno las ideas con prestigioso afán ligadas con la estricta mesura del aplicado devocionario, contando con religiosidad matemática las cuentas del finito rosario. Me encuentro en entredicho, a veces pienso que no atino bien por los resultados derivados de mis consejos y recomendaciones.
¿Van a mejorar la flota de autobuses sin contemplar el ensanche de las calles y avenidas? De ser así tendríamos, como decía mi abuelito, la misma jeringa con diferente pitongo. Y el pitongo serían buses con aire acondicionado y otras comodidades lujosas.
Aquí tenemos que ver con los ojos del pensamiento, no con los órganos redondos terminados frontalmente por córneas y cristalinos, ellos pueden ser víctimas de estrabismo, miopía, hipermetropía, daltonismo y demás, confirmando la determinante distorsión supuesta. Por ello no siempre lo que vemos se compagina con lo que pensamos. Mirar y ver no son fenómenos iguales. Miramos con expresos detalles, el acto de ver nos puede descarrilar presas del error y el engaño.
Tenemos que sentarnos a consultar el ensanche de las vías de comunicaciones convirtiéndolas en vistosas y elegantes autopistas y luego hablaríamos de los autobuses, jamás he visto que la carreta inmóvil tenga potencia para arrastrar los bueyes. Cada año salen más de treinta mil autos primerizos a surcar las calles de la ciudad de Panamá y ya esto es de cuidado, no tomarlo en cuenta sería una perfecta paranoia.
De seguir el rumbo que llevamos con el alza indiscriminada de la gasolina se aconseja lo que sigue: comprarse un burro, una bicicleta, una yegua o un caballo, para el debido traslado a los puestos de trabajo consagrados y las diversas comisiones afines del hogar. Siempre he pensado que cuando las improvisaciones intentan reemplazar los números en cuestiones administrativas todo sale mal.
Ahogar la ciudad con autos presuntuosos provistos de lujos extremos aumentaría los hoteles mutables por prolongadas horas, donde sólo escucharíamos roncar a nuestros vecinos de viaje. Por su capacidad, peso y tamaño los futuros autobuses reclaman amplias vías y de bases con mayor profundidad.