Con mucha frecuencia observamos en las empresas privadas y en entidades estatales que la falta de una comunicación eficaz a nivel personal y oficial. Esta es la causa de múltiples conflictos internos que impiden una productividad mayor y un desenvolvimiento eficiente en las labores cotidianas.
La falta de comunicación efectiva se da en todos los niveles, de jefes a subalternos o colaboradores, entre los mismos compañeros y compañeras de trabajo, y hasta con nuestras propias familias.
Muchas veces asumimos que el resto de las personas deben saber las cosas tal como nosotros las sabemos o las pensamos, y no nos esforzamos por utilizar la empatía (ponernos en el lugar o situación de las otras personas), y les exigimos que respondan o actúen como si le hubiésemos sabido transmitir las ideas, las instrucciones, las consideraciones o sugerencias nuestras.
Un buen compañero, colaborador o jefe debe comenzar por ser amplio y generoso en la comunicación de todo tipo de ideas, instrucciones o recomendaciones.
Es conveniente utilizar un vocabulario o léxico de un nivel entendible para la persona o personas a quienes nos dirigimos para que sea realmente entendible lo que queremos transmitir.
No menos importante es la forma como nos expresamos, comunicamos o transmitimos el mensaje que deseamos hacer llegar. En ocasiones la falla en la comunicación está en la forma o la manera como lo expresamos. Un gesto, un ademán equivocado puede dar al traste con la eficacia de la comunicación.
Además, debemos ser conscientes que no siempre tenemos la razón y que muchas veces analizando la misma situación desde varios ángulos diferentes, podemos encontrar lo más cercano a la verdad o al equilibrio.
Para poder darnos a entender, primero debemos tener bien clara la idea en nuestras mentes, y luego expresar esa idea con total claridad a nuestro interlocutor.
Un error que se suele cometer es dejarse llevar por las emociones del momento. Palabras cargadas de ira y miedo no resuelven nada; al contrario, empeoran cualquier situación.
Tampoco es bueno dejar que las cosas pasen y no expresar nuestro desacuerdo con los errores. Si se dejan las cosas pasar, los autores de las faltas sienten que todo está bien con su desempeño.
Recuerde, la clave de la comunicación es dar la información clara, concisa y al grano, sin adornos excesivos, pero tampoco con un mensaje insuficiente. Y siempre respetando al interlocutor.