CONSULTORIO MEDICO
El Síndrome de Reyes

Dr. D.H. Hiller

Estimado Dr. Hiller: Hace poco me di cuenta de que la etiqueta de mi envase de aspirinas advertía: "Niños y adolescentes no deben tomar esta medicina cuando tengan síntomas de varicela o de gripe sin antes consultar al médico acerca del síndrome de Reyes". Nunca había oído antes hablar de este síndrome. ¿Qué es?

Estimado lector: El síndrome de Reyes, un trastorno extraño, y a veces potencialmente fatal, del cerebro y del hígado, a menudo es padecido por niños y adolescentes, especialmente con edades comprendidas entre los 4 y 12 años. Sus causas no están completamente determinadas, pero hay pruebas que evidencian que el uso de aspirina cuando se tiene fiebre causada por una enfermedad viral, aumenta el riesgo de desarrollo de dicho síndrome.

Se denomina así por Ralph Douglas Kenneth Reyes, un pediatra australiano que en 1963 publicó un informe sobre niños con disfunciones en el cerebro y en el hígado después de haber padecido una enfermedad viral. El científico Lord Brain y el doctor H.M. Turnbull puede que hayan sido los primeros en describir los síntomas de este síndrome en 1929.

Las señales de padecer este síndrome normalmente afloran más o menos en los seis días posteriores del comienzo de lo que aparentemente se considera una enfermedad viral rutinaria, a menudo gripe o varicela. Los pacientes con el síndrome de Reyes suelen experimentar vómitos prolongados seguidos de cambios en el estado mental que se caracterizan por letargo, agitación, confusión, aturdimiento o inconsciencia.

El síndrome de Reyes puede aparecer ya sea como una enfermedad relativamente leve sin efectos a largo plazo, o grave, e incluso fatal. Los índices de mortandad asociados con el síndrome de Reyes son del 20 al 30 por ciento. Las personas que se recuperan normalmente no sufren serias secuelas, pero algunos pueden padecer daños cerebrales irreversibles. Afortunadamente, sus consecuencias (por ejemplo, disminución de las habilidades mentales, aturdimiento, disfunción motriz) son a menudo leves.

Se ha creado un sistema de graduación de cinco puntos, basado en el estatus neurológico, para medir la gravedad de la enfermedad. Los niveles más altos se asocian a los grupos de alto riesgo, siendo sus consecuencias nefastas, incluyendo la posibilidad de muerte.

Un diagnóstico precoz y la aplicación del tratamiento desde el principio, se convierten en elementos clave para frenar la progresión hacia niveles más elevados, aumentando la posibilidad de una recuperación total.

El diagnóstico de la enfermedad de Reyes debe considerarse a partir de que ocurran de forma prolongada vómitos sin aparente explicación, acompañados por alteraciones de la salud mental durante la fase de recuperación de una enfermedad viral. Los síntomas tanto en niños, como en adolescentes, y en los pocos adultos que la pueden padecer son muy similares; aunque en el caso de los muy pequeños, los que quizás no vomiten, el diagnóstico puede llegar a ser más difícil.

En aquellos que padezcan la enfermedad de Reyes, los análisis de sangre pueden revelar disfunciones del hígado, con niveles de aspartato transferasa o alanina transferasa, (enzimas que llegan a ser muy elevadas durante la enfermedad del hígado) el triple de los valores máximos normales.

El examen de los tejidos del hígado practicado durante un biopsia puede proporcionar una confirmación posterior del diagnóstico.

Otras enfermedades, tales como alteraciones metabólicas congénitas, las producidas por algún medicamento o agentes tóxicos y la meningitis, pueden tener síntomas similares a los de la enfermedad de Reyes debiendo ser excluidas antes de hacer un diagnóstico definitivo.

Los síntomas y las complicaciones que se asocian al síndrome de Reyes pueden intensificarse rápidamente, e incluso enfermos que lo padezcan de forma leve deben ser hospitalizados y sometidos a vigilancia médica. Las complicaciones que conlleva la tumefacción cerebral pueden ser consideradas como las causas principales de discapacidad y de muerte. El tratamiento a seguir puede incluir la administración intravenosa de líquidos, glucosa y electrólitos; medicamentos para facilitar el riego cerebral; sedantes; respiración asistida a través de ventilación artificial; medición de la presión intracraneal (la presión que existe entre el cerebro y el cráneo); y la medicación para controlar la tumefacción cerebral.

Las pruebas que inducían a pensar que el uso de la aspirina durante una enfermedad viral quizás aumentara el riesgo de desarrollo del síndrome de Reyes, hicieron que el Departamento de Alimentación y Medicamentos de los Estados Unidos publicara una serie de advertencias hacia mediados de los ochenta. En 1977 hubo 454 casos de síndrome de Reyes. En 1989, después de las mismas, se produjeron sólo 25 casos en los Estados Unidos, aunque existe una polémica sobre el significado de tal disminución. Las etiquetas de advertencia sobre el síndrome de Reyes en los envases de aspirinas están dirigidas al tratamiento en casos de niños y adolescentes, pero la Fundación Nacional para el Síndrome de Reyes y algunas otras autoridades sugieren que tales precauciones deben ser tomadas por personas de todas las edades.

Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo en que la relación entre el uso de aspirina y el síndrome de Reyes esté clara. Las dudas acerca del papel que juega la aspirina como causa del síndrome, derivan de un gran número de factores, que incluyen variaciones y cambios en los criterios de diagnóstico, informes fallidos, estudios que fracasan al querer encontrar un vínculo; confusión de factores tales como enfermedades anteriores (que hacen que el uso de la aspirina sea más apropiado) y el uso de otras medicinas además de la aspirina; y el hecho de que los índices de la enfermedad de Reyes dentro de los Estados Unidos comenzaron a disminuir incluso antes de que las advertencias contra el uso de la aspirina fueran publicadas. Además, algunos investigadores se muestran interesados en explorar los posibles lazos entre el síndrome de Reyes y otras meditaciones. Las continuas investigaciones acerca de la relación entre el síndrome de Reyes y el uso de la aspirina y otras medicinas está ciertamente justificada. Sin embargo, debido a que el consumo de aspirina puede ser evitado por la mayoría de los pacientes que padezcan enfermedades virales y fiebre, parece prudente seguir las advertencias respecto al uso de dicha medicina en esas circunstancias.

La Fundación Nacional para el Síndrome de Reyes, fundada en 1974, lucha por aumentar la toma de conciencia sobre la importancia de esta enfermedad, y sobre todo por difundir su conocimiento. También fomenta la investigación. Más información sobre el síndrome de Reyes puede obtenerse escribiendo a La Fundación Nacional del Síndrome de Reyes a la siguiente dirección: P.O. Box 829, Bryan, Oklahoma 43506-0829; o llamando al (800) 233-7393.

 

 

 

 

 





 

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