Integrantes de los carteles mexicanos en Panamá se hacen pasar por empresarios respetables, los cuales llegan al país con el objetivo de invertir en distintos negocios.
El objetivo de estas personas es mover los cargamentos de drogas, y poder así "coronar" la ruta pactada sin problemas. Estos alquilan casas en barriadas y apartamentos en áreas exclusivas del distrito de Panamá y San Miguelito. Los lugares son utilizados como monitoreo en el trayecto del cargamento.
Los investigadores policiales colombianos han determinado que las viviendas que más les agrada a los narcos mexicanos y colombianos son aquellas que tengan portones o garitas de seguridad.
Estos narcotraficantes guardan sus cargamentos hasta que los policías dejen de hacer retenes. Además, alquilan casas en lugares humildes, pero poco frecuentados, y otros puntos para tener caletos. Algunos de los puntos descubiertos en el país están en la vía Tocumen y en diversos sectores de los corregimientos de Bella Vista, Betania y en San Francisco.
Los agentes colombianos han detectado que el cartel de Sinaloa ha movido a sus sicarios hacia la frontera de Costa Rica y Panamá, para los ajustes de cuentas, ya que en los últimos meses han perdido varios cargamentos de drogas.
El pasado mes de febrero fue detenido en la ciudad capital, un sicario del cartel de la Familia Michoacana.