CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, juego con la vida de los asegurados

Basilia es una guial ya treintona que había sufrido fuertes decepciones sentimentales, ya que al igual que la Lewinsky, se especializaba en meterse con hombres casados o comprometidos que la dejaban vestida y alborotada.

La chica no se veía del todo mal, pese a que era medio flacuchenta, alta como una silampa, cabello rubio de farmacia, pero bueno, había decidido cambiar, la tipa estaba desesperada, porque no tenía un marido y viendo que la mayoría de sus amigas ya tenían maridos de planta y la pasaban de lo lindo, Basilia se empeñó en conseguir su sábana con brazos para pasar calientita las largas noches.

En una de sus noches de conquista, Basilia conoció a Catalino Montero, quien trabajaba en un ministerio, gracias a su amistad con un viejo político, al que le hacía el favor de espiarle la querida, pero resultó que el muy sinvergüenza le empezó a tirar los perros a la chichi y lo pusieron patitas en la calle por atrevido.

Basilia desconocía este episodio de la vida de su man, por lo que se juntó con él y era frecuente verlos en parques y avenidas de la ciudad de Panamá agarraditos de las manos y jurándose amor eterno, pero como dice el dicho "arbol que crece torcido, jamás su rama endereza", cuando la pelá se iba a trabajar en una de las entidades autónomas del área revertida, dejaba al bueno para nada de Catalino a cargo del apartamento en que ella vivía.

Pero lo que no sabía la guial era que el man había empezado a piropear a una cholita que trabajaba de empleada en el apartamento de al lado, se trataba de Patricia una super buenaza interiorana de pelo negro intenso, rostro de chica de portada de playboy y un cuerpazo que haría enrojecer de envidia a Pamela Anderson.

El man que tenía tremenda labia aprendida en los cursos de introducción al G-2 se levantó a la empleadita y todos los días cuando la pendeja de Basilia estaba trabajando, metía a la cholita al apartamento a hacer realidad sus fantasías.

La guial que ya tenía unos cuernos que apenas la dejaban caminar, se sentía mal y tuvo que regresar a casa antes de la hora, descubriendo a su marido en la cama con la vecinita, sigilosamente se fue a la cocina y llena de ira agarró un cuchillo con el ánimo de mandar a mejor vida a los dos, entró al cuarto y zas, se lanzó sobre ellos, en el primer intento le abrió la caja del pan al antiguo amor de su vida y le rayó la cara a la tipita, la chica herida salió del apartamento en pelota gritando auxilio, por fortuna llegaron los agentes de la policía y pusieron orden, llevando a las chicas a la corregiduría y al man al cuarto de urgencia de una clínica cercana.

Y ahora, la pobre de Basilia, volvió a quedarse sola y decepcionada, pero esta vez piensa que es mejor sola que mal acompañada. Mientras que Catalino, aún se recupera de las heridas.

 

 

 

 

 

 

 

AYER GRAFICO
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