Si pensaban que la tradición de vivir en una casa de quincha había terminado en la provincia de Los Santos, se equivocan.
Todavía existen personas que a pesar de las nuevas tecnologías, prefieren construir una casa de barro, como es el caso de la señora Carmen Alonso, quien por 15 años vivió en Búcaro de Tonosí y ahora decidió mudarse y construir una casa de barro en Playa El Rompío.
La señora Carmen asegura, que el construir una casa de Quincha no es tan barato como se piensa, en su caso señala que ha gastado hasta el momento 3 mil dólares.
Por ejemplo, la madera salió en unos 500 dólares, porque tiene que ser de buena calidad, como lo es el caoba y el cedro espino.
Además, la comida para el día de la junta también es un poco costosa, ya que hoy día la carne y las verduras han aumentado y casi siempre se acostumbra a dar sopa de res, ya que antiguamente esta comida era la más barata.
Y ni hablar del licor, porque señores es toda una fiesta hacer una casa de quincha.
Mientras las mujeres cocinan la sopa, el arroz blanco y la chicha de maíz, conocida como Chicha de Junta, los hombres aguan el barro, lo mezclan con la paja (hierba) y van embarrando; pero todo es entre risas, cuentos, salomas, traguitos y bailes al son de la caja y el tambor.
Cabe señalar que esta construcción lleva un aproximado de 10 días, porque después de la búsqueda de la madera y la cañaza se realiza el enjaulado de la casa, para luego embarrarla.
No sólo es una tradición, es mucho más, es la representación de la hermandad y también es arte, porque cada detalle en una casa de quincha es digno de admirar.