EDITORIAL
Accidentes
de aviación
Como todo accidente
de aviación, lo ocurrido al HP-1267 de Aeroperlas ha causado
una enorme impresión en la comunidad nacional, que trata
de buscar explicaciones sobre las situaciones y circunstancias
que provocaron la tragedia.
Los expertos en la materia alegan que investigar un caso de
éstos no es tarea fácil y requiere de mucho tiempo
para lograr un informe final, como ejemplo presentan el caso
del boeing 737-200, que en junio de 1992 se precipitó
en la selva darienita y no fue sino hasta seis años después
que se determinó la posible causa del accidente.
Ante la amarga experiencia que vivimos todos en torno al manejo
de la información de lo sucedido con la avioneta de Aeroperlas
que se estrelló contra el cerro Pito Carreto, se impone
una investigación objetiva y profunda del Ministerio Público
y de los encargados de la seguridad aérea.
Por respeto a los familiares de las víctimas y a la
comunidad, no pueden darse de especulaciones. Hay que trabajar
en base a pruebas concretas y ser prudentes en evaluar las mismas.
La investigación de lo sucedido ayudará a las
autoridades aeronáuticas y a las aerolíneas a tomar
las medidas pertinentes para que tragedias como la ocurrida hace
10 días se puedan evitar o minimizar.
Ya sea que el accidente obedezca a fallas mecánicas,
situaciones meteorológicas, factor humano u otra causa,
al final debe lograrse un informe que esclarezca las dudas, para
evitar que los panameños sientan temor de utilizar el
transporte aéreo.
Sin bien es cierto que en un año se producen más
víctimas por accidentes de tránsito, que por accidentes
en toda la historia de la aviación panameña, no
es menos cierto que se debe reforzar la seguridad en los aeropuertos,
las revisiones a las naves, las comunicaciones y brindar adecuados
y constantes entrenamientos a los pilotos, para garantizar operaciones
aéreas seguras.
PUNTO CRITICO |
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