Un homicidio por encargo se cometió en perjuicio de un ex agente de la Policía Nacional la noche del miércoles en el parque de los multifamiliares de San Joaquín, corregimiento de Pedregal.
Luis Augusto López Lasso, de 33 años, conocido por sus familiares como "Tito", quien laboró durante un año en el Departamento Antidrogas de la Policía Nacional, recibió nueve heridas de balas propinadas por dos menores de edad.
Una investigación judicial determinó que los gatilleros actuaron con la orden de un capo del lugar detenido en el Centro Penitenciario La Joyita desde hace seis años.
El ataque se dio cuando la víctima regresaba de acompañar a un pastor de la Iglesia, que estuvo en su apartamento en el Edificio 13, ya que hoy, viernes, el religioso debería viajar a Colombia. En ese tiempo, según un testigo, "Borbú" y "Betito", apodos de los integrantes de la pandilla "MM o Block", dejaron que el cristiano saliera del lugar e interceptaron al ex policía.
Con dos pistolas 9 milímetros, los delincuentes lo acribillaron. La víctima, quien tenía 22 días de haber salido del Centro Penitenciario El Renacer, quedó tendida en el suelo de donde fue cargado por una ronda policial y llevado en un auto patrulla de la Subestación de Policía de San Joaquín, ubicada a 200 metros del área del crimen, a la Policlínica JJ Vallarino, en Juan Díaz, donde decretaron oficialmente el homicidio.
Luis se ganaba la vida como barbero. Las heridas las recibió en la cabeza, cuello, tórax, abdomen y testículos; dos en la espalda y dos en el muslo derecho.
Sobre cuánto dinero se cobró por el asesinato, se desconoce, pero el crimen se dio por el delito de drogas: 400 kilos de cocaína y el secuestro de un colombiano, hecho registrado en el 2005, según la investigación que realiza el Departamento de Homicidio de la Dirección de Investigación Judicial.
Tras su salida del penal el pasado 2 de marzo, luego de purgar una condena de seis años: cuatro de ellos en La Joyita y dos en El Renacer, donde se casó y engendró a su hija de tres años.
También tiene dos hijos más: uno de diez años, quien sufre de anemia falciforme, y el otro, que es su hijastro. En la cárcel conoció de la Palabra de Dios y se convirtió en evangélico.
Luego de recuperar su libertad, el ex convicto recalcó a su hermana Isabel, que quería ver a sus hijos crecer, sin embargo, su pasado lo alcanzó y terminó con su vida a pesar de no ser un hombre violento.
La familia espera que se haga justicia Divina y terrenal por el homicidio.