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Julisa Ortega, cubierta con una sábana, le ha dado varias versiones a las autoridades sobre el paradero de la niña. |
El procurador José Antonio Sossa reconoció que el caso de la desaparición de la niña Mónica Serrano y otros raptos de infantes han despertado en la ciudadanía una "histeria colectiva" que no le hace bien a la salud mental de los panameños.
"No podemos vivir en este clima de terror que casi se ha ido convirtiendo en una competencia entre los medios de comunicación para ver quien aterroriza más y de esa forma ver quién vende más", señaló Sossa.
Al ser cuestionado sobre el curso de la investigación, el Procurador sostuvo que parte del problema con los avances, es que Julissa Ortega, quien ha confesado ser la secuestradora de la pequeña Mónica, ha rendido testimonios contradictorios sobre su paradero, haciendo más difícil la labor de las autoridades. "Eso ha tenido al equipo investigador en ir de la tesis de que la niña murió, a la tesis de que la niña está viva ya varias veces", declaró.
Julissa Ortega, la principal sospechosa del rapto de la niña Mónica Serrano, es una mitómana, que ha dado ocho versiones diferentes sobre lo sucedido con la menor. Entre las versiones señalan que se la entregó a unos colombianos, que la arrojó a un río, que está viva y que la sepultó en una finca.
Ayer las autoridades procedieron a la retención de la madre de Julissa, el hermano y un cuñado de Jorge Jaén, el detenido que está en silla de ruedas y que se sospecha mantiene una relación muy cercana con Julissa. En total son siete los implicados en este caso.
En tanto, Alejandro Pérez, siquíatra forense del Instituto de Medicina Legal, dijo que se le practicarán exámenes a Julissa para determinaran su condición mental. Explicó que es difícil que un paciente pueda engañar a un especialista al fingir locura o demencia temporal. |