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Padre espiritual y confesor

Aura Avarado | Profesora

Aura Alvarado Montalvo

P. Eliécer Sandoval: He aquí lo que cuento. Estuve 3 años en �frica Occidental, alejada del suelo natal por comisión ordenada. En las extensas dunas (tierras arenosas) se formó el sálvese quien pueda. Es decir, una horrorosa batalla entre españoles y franceses. Catorce años: 1988-2002. Libia y Ghana fueron ciudades cruelmente devastadas. Estuve en la sociedad de Misioneros Africanos, además existía una familia de leprosos en una aldea llamada "Bombín" cerca de la frontera en Costa de Marfil. En la guerra murieron más de 200, 000 personas, 14 años de angustia sufridos a pesar de estar en la Misión de Sociedad de Misioneros, asechada por los enemigos rebeldes y el Ejército, por la misión muy importante y significativa en mi función de misionero. Enfrentamos los peligros y dificultades, pero con la fe en Cristo y en nuestra Madre María Santísima sobrevivimos con paciencia, valentía, alegría y paz. Dios, Señor Nuestro y su Madre nos liberaron de la mala influencia de crueles enfermedades: malaria, tifoidea, parálisis, diarrea.

Yo, P. Eliécer, le digo a la Virgen de Guadalupe llámame... retorné a casa encontrando a mi madre enferma. Pero, antes, en Boston (Estados Unidos) obtuve el máster en Divinity y, más tarde, otro en Revolución de Conflictos en la Universidad de Boston. He aquí al sucesor de San Juan Bosco por su destacada personalidad pedagógica que ha sido apreciada por padres, sacerdotes, educadores y jóvenes, por ser una figura de conductor en la salvación de este difícil y sacrificado trabajo de confesor cristiano. Su grande y luminosa función de misionero y confesor ha sido, y debe ser, siempre aceptada y corroborada con profundos afectos y consideraciones.

El P. Eliécer Sandoval (San Juan Bosco) nos ha proporcionado la máxima de su vocación: amor, cuya más cabal confirmación es la educación de los hermanos cristianos mediante el prodigio de sus confesiones.




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