Una el próximo sábado, cuando los carnavales 2011 se hayan vuelto historia, y la mayoría de los panameños hayan regresando a la vida cotidiana, nos estrellaremos de frente con un drástico aumento en el precio del combustible.
La causa de esta situación es la inestabilidad política en el Medio Oriente y Norte de �frica, en particular, la guerra civil que azota Libia, uno de los principales países exportadores de petróleo.
Se trata de un fenómeno social y político extraordinario que está abarcando una zona del mundo en la que se encuentran varios de los principales países proveedores de oro negro, pero la realidad es que se está afectando a la totalidad del globo. No hay forma de saber cuántos meses -o quizá años- podrán durar las rebeliones civiles en el Medio Oriente, ni cuántas naciones más serán barridas por esta ola de movimientos pro democracia, muchos de ellos violentos.
Lo cierto es que primero será el combustible, y pocos días después comenzará a sentirse el efecto de esta crisis en los recibos de energía eléctrica.
La dependencia del mundo a los hidrocarburos, y la necesidad de encontrar y desarrollar fuentes alternativas de energía es una realidad sobre la cual los países industrializados y grandes empresas están trabajando actualmente, aunque nos tomará décadas lograr una salida.
Para los ciudadanos de un país pequeño como Panamá, que no produce petróleo (al menos hasta ahora), los próximos meses serán duros. Lo que se impone aquí es que el gobierno establezca un plan de ahorro energético, y que los ciudadanos le den un uso más responsable a la energía.