FAMILIA
"La sociedad y su interpretación
emocional"
Joaquín A. Arias E.
Presidente Pro Vida
Todos los seres humanos sentimos
que nos hace falta la aprobación de los otros, es normal desear que
nos consideren inteligentes, atractivos y capaces, desafortunadamente, algunos
individuos trabajan bajo la intolerable carga de necesitar la indiscriminada
aprobación de los demás; viven molestos con la más
leve crítica o señal de ser ignorados, no sólo desea
la aprobación de sus amigos
más íntimos sino también el elogio entusiasta de
todas las personas con las que tienen contacto a diario. Estas personas
se sienten miserables si no reciben la seguridad de ser dignos de mérito
y también dignos de ser conocidos; su vida se convierte en una lucha
constante de evitar todo rechazo o crítica, ¡que barbaridad!.
Como el clima de aprobación varía de día en día
este individuo absurdo tiene una continua oscilación del júbilo
a la depresión; en su mayor parte tales personas son desgraciadas;
aún cuando logran ser el centro de atracción, sus mentes están
tan obsesionadas con la idea de que el próximo momento traerá
una señal de repudio que se anulan totalmente.
El temor al rechazo seguirá asediando a quienes comprenden la
base de personas con ansiedades sociales. En un hecho sicológico
bien conocido que el miedo a la desaprobación social está
generalmente unido a experiencias de la infancia. El deseo de aprobación
incondicional que sólo pueden dar a un niñito sus padres,
es llevado hacia la vida adulta. Esa necesidad de aprobación universal
refleja la inseguridad que resulta de un amor insatisfecho en la infancia.
Cualquier crítica es interpretada en términos de rechazo.
La necesidad de aprobación universal se extiende con frecuencia
a una sospecha excesiva de los demás, la persona interiormente temerosa
puede llegar a creer que todos están en contra de él; los
celos, la desconfianza y el miedo dominan su vida como individuo. Cuando
afronta una situación difícil, nunca está seguro si
debe llorar o pelear, se siente escencialmente solo en el mundo, inclinado
a tener una bajísima opinión de los motivos humanos.
Buscar la aprobación universal como sustituto del amor es, no
sólo una meta imposible, sino que lleva a una forma de vida indeseable.
Con el fin de lograr una filosofía de vida apropiada a pertenecer
a uno mismo, no solamente es necesario descubrir todo lo que se pueda acerca
de sí mismo, también es importante obtener una buena comprensión
del mundo social en que se vive.
Los seres humanos dispuestos a encontrar un suave camino a través
de las tortuosas amenazas de la sociedad actual, deben estar dispuestos
a renunciar a las ilusiones infantiles con la total ecuanimidad de un verdadero
adulto. El arte de dar y recibir es el mayor arte de la vida. Hemos oído
muchísimo acerca del arte de dar sin embargo el arte de recibir es
también sumamente importante.
Adquirir un adecuado equilibrio entre dar y recibir es una clara característica
de un adulto maduro. El hombre completo aprende en la vida que tiene una
gran responsabilidad para con los demás seres que lo rodean y esto
es el AMOR. Debemos dar amor en la misma forma en que el Sol da su calor;
debemos amar porque amar es parte de nuestra naturaleza, así como
la del Sol es calentar la Tierra.
La recompensa del amor está en su función, no en lo que
se espera en recibir de otros. Las personas crecemos interiormente a medida
que el amor fluye a través de nosotros. Si damos cosas buenas a la
vida experimentaremos el gran gozo en la entrega. La verdadera felicidad
del ser humano no la encontraremos en cosas externas sino en la búsqueda
interior de uno mismo.
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