|
Cada día notamos en muchos comercios y bancos la beligerancia que están tomando los guardias de seguridad, cuya función es cuidar y vigilar pero también los vemos interviniendo en asuntos que se relacionan con el público.
No generalizamos, pero sí hemos visto una conducta inadecuada de unidades, que en forma grosera, se dirigen a las damas, en cosas que corresponden a otras esferas del negocio. Recientemente, fuimos testigos en un banco, el reclamarle a una abogada embarazada que no podía pasar a la caja sin hacer fila. Nos pareció que si el cajero le dio paso, el guarda debe respetar ese criterio.
La dama le dijo al guarda que tenía tres meses de embarazo y el contestó que antes de los tres meses tiene que hacer fila. La licenciada le explicó que el peligro está casualmente en ese período. Esto nos lleva a preguntarnos qué cursos o instrucciones reciben estas unidades antes de salir a tratar con el público o qué criterios tienen para determinar cuándo debe formar fila una mujer en estado de gravidez.
El acosamiento de estos guardas que no han recibido capacitación y relaciones humanas, se convierte en otro elemento para la ciudadanía para sentir violencia contra su persona. Los empresarios deben fijar el rol de estos empleados, cuyos temas, en algunos casos, son competencia de los corregidores y no de ellos. El público debe aprender que tiene que ser respetado. |
