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MENSAJE
La �ltima lecci�n de un padre
Hermano Pablo
Siempre hab�a sido un buen padre. Amaba a sus hijos y procur� llevarlos por buen camino. Ten�a dos hijos y dos hijas, e hizo cuanto estuvo a su alcance para dirigir a cada uno por la senda derecha. Cuando su hija Lavinia, ya grande y con hijos propios, por problemas familiares se entreg� al alcohol, Juan Woodland, de cincuenta a�os de edad, quiso mostrarle los peligros de la embriaguez. La invit� a la casa, y delante de ella hizo lo que nunca hab�a hecho. Bebi� una botella entera de whisky, pero la lecci�n fue muy dr�stica. Por no estar acostumbrado, y quiz� por su edad, su cuerpo no resisti�, y Juan muri� all� mismo en presencia de su hija, por sobredosis alcoh�lica. Respald� con su vida la lecci�n que le dio a su hija Lavinia. No hace falta aqu� tratar sobre el precio que este padre tuvo que pagar. Ni �l ni su hija jam�s imaginaron que la lecci�n podr�a costarle su vida. Pero s� vale la pena considerar la tremenda responsabilidad que cada padre y cada madre tiene de criar a sus hijos con fuertes valores morales. Puede haber maestros de escuela que sientan la carga de dirigir a los ni�os por buen camino, y esto es digno de elogio. Pero la primera y mejor escuela que cualquier ni�o podr� tener ser� siempre su hogar. Son los padres los que deben ense�ar a sus hijos los caminos sanos de la vida. Es en el hogar que deben aprender la manera correcta de comportarse. Es bajo el ejemplo de los padres que los ni�os aprender�n cu�les son los verdaderos valores. Y si el hogar no les deja estas lecciones, dif�cilmente las hallar�n afuera. Padre, madre, es a sus pies, y siguiendo su ejemplo, que sus hijos aprender�n a decir siempre la verdad. Es por su ejemplo que sus hijos sabr�n c�mo ser honestos. Es por su ejemplo que ellos conocer�n las virtudes del trabajo y detestar�n la holgazaner�a. Es por su ejemplo que ellos practicar�n el no fumar, el no beber, el no usar nunca ninguna clase de drogas. Y es por su ejemplo que sus hijos llegar�n a ser hombres y mujeres estudiosos, veraces, trabajadores, altruistas, generosos e �ntegros. Sus ni�os, queridos padres, formar�n su car�cter, su conciencia y su moral a los pies suyos y en su hogar. El hogar es la primera escuela del ser humano. Pidan, pap� y mam�, ayuda divina en el regir de sus hijos. El destino de ellos est� en manos suyas. No pierdan tiempo. Ma�ana ser� muy tarde.
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