Sábado 20 de febrero de 1999

 








 

 


FAMILIA
El Desarrollo y la presión de grupo

Joaquín A. Arias E.
Presidente Pro Vida

El joven como ser social necesita de un grupo, que le permita desarrollarse en el ámbito de la comunicación, la cooperación, la negociación y el respeto a las leyes de la sociedad; el joven necesita aprender a resolver los diferentes tipos de conflictos que se le presente, y a la vez, le permita sentir el reconocimiento y la aceptación de los demás. El grupo sin embargo, puede también proporcionar experiencias negativas si en él actúan fuerzas que perjudican el proceso individual de autonomía del joven. La influencia positiva o negativa, que ejerza un determinado grupo sobre sus miembros, se denomina Presión de Grupo. Este tipo de presión actúa en el individuo para que este se comporte de acuerdo a lo que otros piensan y desean. Esto es especialmente notable en la adolescencia, tiempo en la cual disminuye la importancia del núcleo familiar y se entra en una fase en la que las relaciones sociales fuera del hogar son muy intensas para estos jóvenes. Es un momento en la vida del adolescente de grandes cambios, destrucciones y construcciones. Definitivamente que aquí empieza la última etapa en la construcción de la conciencia, la ideología, la vida afectiva y la escala de valores.

Si el joven encuentra una buena comprensión en sus padres frente a esta nueva situación de cambio, de por sí muy natural, sabrá dar a cada ambiente, a su familia y a sus amigos, la atención que se merece cada uno.

Diferente es el caso en el que los padres tienen continuos reproches contra los cambios presentados por el joven, contribuyendo así a que el individuo se aleje más de la familia y busque a sus amigos de la calle con mayor intensidad, recibiendo con más facilidad las influencias de éstos, que las de su hogar. En el grupo de amigos el joven encuentra a sus iguales; ellos captan sus ideas, se identifican, son sus confidentes, consejeros y modelos a imitar; con los cuales comparte sentimientos, emociones y experiencias. En síntesis al insertarnos a un determinado grupo, aprendemos y hacemos lo que nos dará aprobación social, es decir, lo que mantendrá una actitud favorable del grupo hacia nosotros.

En el transcurso de la vida se nos presenta diversas experiencias de todo tipo y es sumamente necesario que el joven de hoy desarrolle la capacidad para decir sí cuando debe, pero también decir que NO frente a las distintas presiones negativas que el grupo pueda ejercer sobre él, y esto no es fácil, el joven debe desarrollar ciertas cualidades como poseer libertad de expresión para poder manifestar lo que siente, se piensa y se desea. Poder comunicarse con personas de todos los diferentes niveles; extraños, amigos, y familiares, manteniendo siempre una comunicación abierta, directa, franca y moderada. Hay que aceptar las limitaciones, entendiendo que no siempre se puede ganar sin dejar de tratar, fijarse metas y luchar por ellas.

Es importante reconocer que todos tenemos derechos por los que debemos luchar. De no hacerlo, alguien lo hará, otros serán los que definan el papel que debemos asumir. Todo individuo tiene derecho a ser juez de sus propias acciones, pensamientos y emociones, eso sí, tomando responsabilidad de sus iniciativas y sus consecuencias. La claridad y aplicación de este derecho evitará que los demás lo manipulen, manejen a su antojo, violen su dignidad y respeto individuales. Tenemos derecho a decir NO, a decir NO SE, y no gustarle a todo el mundo. Como seres humanos, tenemos derecho a cambiar de parecer, ninguno de nosotros es constante ni perfecto. Es importante reconocer que hay opciones favorables en situaciones determinadas, pero perjudiciales en otras; por esta razón, y en beneficio del bienestar y felicidad personal, ubicarse en la realidad firmemente, aceptando el cambio de decisiones opiniones o criterios, debe considerarse como saludable y normal.

La conducta nuestra, está determinada por pensamientos y sentimientos conscientes, pero también por la influencia inadvertida de experiencias y sentimientos del pasado que influyen directamente sobre nuestras actitudes agrados y desagrados. Estas conductas afectada además, por deseos profundos de obtener de los otros aceptación, reciprocidad, reconocimiento y seguridad, así como también por el afán de ser protegido, valorado y de sentirse integrante de un grupo en especial. Existen presiones negativas que confunden y hacen sufrir, también hay presiones positivas que hacen sentir feliz y satisfecho al joven; en un grupo se dan ambas, cada joven debe estar atento a saber medir las consecuencias de lo que hace en su grupo.

 

 

 

 




 

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