El carnaval no termina y ya se reportan varias muertes por hechos violentos. Los accidentes de tránsito y atropellos han cobrado el mayor número de víctimas. La velocidad y la imprudencia son los principales causantes de esos decesos.
La vigilancia de la Policía ha sido efectiva, lo que ha disminuido las muertes por asesinatos, pero lamentablemente el luto ha llegado a varios hogares producto de colisiones y atropellos.
En medio de los desfiles y culecos en el interior del país, una chica y un niño perdieron la vida al ser atropellados por un camión cisterna y un grillo, lo que obliga en un futuro establecer mejores medidas de seguridad.
A menos que la sociedad haga un esfuerzo por controlarse, tendremos un carnaval con un gran saldo de sangre. El carnaval es para disfrutarlo sanamente.
El que esté al frente de un timón trate de manejar a una velocidad adecuada; no ponga en peligro su vida ni la de terceros. Sólo ejerciendo un adecuado control sobre nosotros mismos, podremos evitar que la desgracia toque en los hogares de muchos panameños.
El carnaval es para celebrar, no lo transformes en un momento para llorar.
Al mismo tiempo hay que destacar la labor de los funcionarios de la Contraloría que han sido desplegados para verificar los desembolsos que se realizan a la Junta de Carnaval.
La fiesta de Momo en la capital se hace con fondos públicos. Fueron tres millones de balboas asignados a la Junta de Carnaval. No es una cifra cualquiera y por ende debe haber un estricto control, sobre todo en lo referente a las contrataciones de orquestas extranjeras que se llevan casi 700 mil balboas de esos dineros.
Al final se espera que se rinda un informe económico completo.