|
MENSAJE
Muerto por su propia salsa
Hermano Pablo
La receta promet�a ser de lo mejor. Toda B�lgica estaba a la espera de ella. Era una receta de salsa de hongos. La preparar�a el famoso chef, Gast�n Povet, en su programa de televisi�n. Y Gast�n, bien consciente de su arte y de su fama, prepar�, ante las c�maras de televisi�n, la salsa. Hongos, ajo, tomate, especias y vermut especial de Italia. Prepar� la salsa y la prob�. Al s�lo probarla, el chef hizo un gesto de dolor, se apret� el est�mago y cay� al suelo. Muri� de intoxicaci�n aguda veinticuatro horas despu�s. �Qu� hab�a pasado? Por error hab�a usado hongos venenosos. Gast�n Povet, el muy famoso chef belga, siempre presentaba a sus televidentes nuevas recetas. Era todo un artista en preparar platos de toda especie de comidas. Las salsas eran su especialidad. Ese d�a se empe�� en recoger �l mismo los hongos, pero se equivoc� con los vegetales, y tom� hongos venenosos en lugar de sanos. Y esos hongos venenosos le estropearon fulminantemente el h�gado. Gast�n Povet no es el �nico hombre que ha muerto por comer algo que �l mismo ha preparado. Es que la comida no tiene que ser f�sica para que esto suceda. �Cu�ntas no son las veces en que uno mismo se mete en situaciones que terminan de una manera totalmente inesperada? �Y cu�ntas las situaciones preparadas pacientemente para el disfrute y placer de uno mismo, pero que resultan en fracaso y destrucci�n? Un hombre alquila un apartamento en la mejor zona residencial. Lo adorna con los mejores muebles. Le pone las mejores alfombras. Cuelga en las paredes cuadros art�sticos. Lo ilumina con l�mparas de la mejor clase, e instala un equipo est�reo y un televisor, todo de la mejor calidad. Para �l, en su imaginaci�n, est� preparando la m�s sabrosa de las comidas. Pero despu�s de terminar con todo el lujoso arreglo de su apartamento, en lugar de llevar a vivir en �l a su esposa, lleva a su amante. Sin darse cuenta, infatuado por su vanidad y su ego�smo, este hombre, usando una receta propia, ha preparado una comida que no s�lo lo destruir� a �l, sino que destruir� por completo su hogar. �C�mo repelemos esas tentaciones antes de que nos destruyan? Cambiando de se�ores, haci�ndonos esclavos de Cristo en vez de ser esclavos del �yo�. Cristo quiere librarnos de las comidas de pecado que nos destruyen. Cuando �l es nuestro Se�or, nos libra del mal que hay en nosotros. Rind�monos al se�or�o de Cristo.
|
