Como pez en el agua. Así están los panameños desde anoche cuando iniciaron la celebración de la fiesta esperada por todo un año: el carnaval. Una de las tradiciones más coloridas y celebraciones más alegres de la República. Todo el pueblo se lanza a las calles a disfrutar, compartir y celebrar con alegría.
Hermosas representantes de la mujer presiden las calles derrochando lujo y esplendor día y noche. La alegría se desborda en cada esquina de Panamá.
Y entre bullicio y algarabía también se desliza el peligro. Cuando se mezclan alcohol, música y lujuria se liberan las hormonas masculinas y femeninas que "saltan" y "brincan" amparadas por la "libertad" que le otorga la sociedad durante cuatro días al año.
En carnaval, casi nadie tiene compromiso sentimental y cada cual sale a los "culecos" buscando donde depositar las pasiones intensificadas por la música, el alcohol y la exposición de cuerpos ardientes metidos en pantaloncitos y pedazos de camisetas.
El desenlace es un rato de placer a veces con un desconocido o desconocida que tal vez no se vuelva a ver. Y en ese minuto de "placer" se juega la vida como en una ruleta rusa. El SIDA y una paternidad o maternidad no deseada, son algunas de las posibles consecuencias. En las calles andan más de 25 mil ciudadanos que no saben que son portadores del virus mortal y se tropieza con ellos en cualquier sector.
�Que el carnaval es una fiesta pagana? Cierto. Pero también lo es el hecho que el carnaval es parte de la cultura de los pueblos. Sin embargo, el hombre sigue manteniendo sus instintos primitivos que no controla aprovechando la licencia de desenfreno para cometer actos que le pueden costar la vida. Por ello, las campañas de concienciación para la protección en caso de mantener un encuentro sexual fortuito. Pero es bueno tener en cuenta que si bien un preservativo protegerá de un mal rato, su coraza no es borrador para eliminar los actos inmorales que rechaza la religión nacional. �Diversión no es sinónimo de desenfreno pasional!