Domingo 10 de enero de 1999

 








 

 


Gobierno y guerrilla inician formalmente diálogo de paz

Las fuerzas rebeldes desean terminar con la guerra, pero están listos para lo que sea. Foto AP

Colombia
REUTERS

El principal grupo guerrillero colombiano anunció el sábado su disposición a buscar una salida negociada al conflicto, pero advirtió que si fracasa el proceso que inició con el gobierno está lista para la guerra total.

"La importancia para nosotros, para los colombianos y el mundo, es buscar una salida civilizada, distinta a los tiros, para resolver los problemas de todos los colombianos, para que todos tengamos derechos iguales", dijo el militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Jorge Briceño, alias "El Mono Jojoy".

"Nosotros estamos listos para lo que nos toque, para la paz y para el combate si nos agreden y como no hay cese al fuego, no hay acuerdos, no hemos avanzado en nada, entonces en otras zonas del país continuarán los combates", precisó el líder rebelde en declaraciones a los periodistas.

Briceño habló con la prensa por primera vez en ocho años en una zona abierta ubicada en inmediaciones al municipio de San Vicente del Caguán, en donde exhibió el poderío militar de las FARC y formó 1,000 hombres armados.

El gobierno del presidente Andrés Pastrana y las FARC iniciaron diálogos de paz que podrían conducir a una negociación formal con la que se busque poner fin al conflicto más largo del continente y que sólo en la última década dejó 35,000 civiles muertos.

Las conversaciones se cumplen en medio de una amplia zona selvática de 42,000 kilómetros cuadrados, dos veces el tamaño de El Salvador, que el gobierno ordenó desmilitarizar para facilitar los diálogos.

Briceño, el líder rebelde por quien el gobierno ofrece una recompensa de un millón de dólares, descartó la posibilidad de declarar una tregua en el futuro inmediato y condicionó un alto al fuego a que se negocien al menos ocho de los 10 puntos que incluyen en una plataforma política.

"La tregua sería después de que se aprueben al menos unos ocho puntos de los 10 y amerite un cese al fuego con mucha responsabilidad y seriedad", dijo el jefe rebelde quien vestía un uniforme de camuflaje y boina negra.

"No hay condiciones todavía", dijo al descartar un alto al fuego.

Entre las demandas de las FARC se destacan una profunda reforma agraria, la inversión del 50 por ciento del presupuesto en obras de inversión social y una reducción de las fuerzas armadas.

Briceño reiteró que el máximo comandante de las FARC, Manuel Marulanda, no asistió a los actos de instalación porque se detectó un plan de grupos paramilitares de derecha para asesinarlo.

Se refirió al tema del canje de militares por guerrilleros y dijo que el mismo será analizado el próximo 20 de enero en una reunión entre Marulanda y representantes de las tres ramas del poder público (ejecutivo, legislativo y judicial).

Las FARC mantienen privados de la libertad a más de 350 policías y soldados capturados en combates y buscan canjearlos por más de 450 rebeldes encarcelados.

Briceño dijo que esa situación se tiene que hacer a través de una ley de canje que permita intercambiar a los prisioneros de ambas partes, independientemente de que hayan o no acuerdos con el gobierno.

El jefe militar de las FARC negó que ese grupo hubiera asesinado campesinos, algunos de ellos decapitados, mutilados e incinerados, a finales de diciembre durante un asalto a los campamentos generales del temido jefe paramilitar Carlos Castaño, en el norte del país.

Sostuvo que la mayoría de víctimas fueron paramilitares y que el ataque se debió a una respuesta a la agresión de esas organizaciones ilegales armadas que combaten a la guerrilla.

Negó que las FARC tengan nexos con el narcotráfico y sostuvo que se trata de una campaña de desinformación del gobierno para poder justificar la recepción de la ayuda militar de Estados Unidos.

"La guerrilla no es narcotraficante, no tenemos eso como principio, que vengan y verifiquen (Estados Unidos) en las distintas zonas, para que se den cuenta que el gobierno colombiano y sus fuerzas armadas han estado engañándolos para pedir ayuda y bombardear y fumigar a los colombianos", afirmó.

Briceño admitió la posibilidad de "buscar una salida negociada, civilizada al problema del narcotráfico en el país".

A pesar del proceso de paz, insistió que las FARC, el grupo rebelde más antiguo del continente y considerado por Washington como una amenaza para la seguridad regional, no depondrán las armas en caso de que concluya con éxito una negociación.

"El fusil es el garante de los acuerdos... Si no tenemos los fusiles, a nosotros no nos escuchan...", concluyó el jefe militar de las FARC.

 

 

 



 

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