Gobierno y guerrilla inician formalmente
diálogo de paz
Las fuerzas rebeldes desean terminar con
la guerra, pero están listos para lo que sea. Foto AP
Colombia
REUTERS
El principal grupo guerrillero
colombiano anunció el sábado su disposición a buscar
una salida negociada al conflicto, pero advirtió que si fracasa el
proceso que inició con el gobierno está lista para la guerra
total.
"La importancia para nosotros, para los colombianos y el mundo,
es buscar una salida civilizada, distinta a los tiros, para resolver los
problemas de todos los colombianos, para que todos tengamos derechos iguales",
dijo el militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC),
Jorge Briceño, alias "El Mono Jojoy".
"Nosotros estamos listos para lo que nos toque, para la paz y para
el combate si nos agreden y como no hay cese al fuego, no hay acuerdos,
no hemos avanzado en nada, entonces en otras zonas del país continuarán
los combates", precisó el líder rebelde en declaraciones
a los periodistas.
Briceño habló con la prensa por primera vez en ocho años
en una zona abierta ubicada en inmediaciones al municipio de San Vicente
del Caguán, en donde exhibió el poderío militar de
las FARC y formó 1,000 hombres armados.
El gobierno del presidente Andrés Pastrana y las FARC iniciaron
diálogos de paz que podrían conducir a una negociación
formal con la que se busque poner fin al conflicto más largo del
continente y que sólo en la última década dejó
35,000 civiles muertos.
Las conversaciones se cumplen en medio de una amplia zona selvática
de 42,000 kilómetros cuadrados, dos veces el tamaño de El
Salvador, que el gobierno ordenó desmilitarizar para facilitar los
diálogos.
Briceño, el líder rebelde por quien el gobierno ofrece
una recompensa de un millón de dólares, descartó la
posibilidad de declarar una tregua en el futuro inmediato y condicionó
un alto al fuego a que se negocien al menos ocho de los 10 puntos que incluyen
en una plataforma política.
"La tregua sería después de que se aprueben al menos
unos ocho puntos de los 10 y amerite un cese al fuego con mucha responsabilidad
y seriedad", dijo el jefe rebelde quien vestía un uniforme de
camuflaje y boina negra.
"No hay condiciones todavía", dijo al descartar un alto
al fuego.
Entre las demandas de las FARC se destacan una profunda reforma agraria,
la inversión del 50 por ciento del presupuesto en obras de inversión
social y una reducción de las fuerzas armadas.
Briceño reiteró que el máximo comandante de las
FARC, Manuel Marulanda, no asistió a los actos de instalación
porque se detectó un plan de grupos paramilitares de derecha para
asesinarlo.
Se refirió al tema del canje de militares por guerrilleros y dijo
que el mismo será analizado el próximo 20 de enero en una
reunión entre Marulanda y representantes de las tres ramas del poder
público (ejecutivo, legislativo y judicial).
Las FARC mantienen privados de la libertad a más de 350 policías
y soldados capturados en combates y buscan canjearlos por más de
450 rebeldes encarcelados.
Briceño dijo que esa situación se tiene que hacer a través
de una ley de canje que permita intercambiar a los prisioneros de ambas
partes, independientemente de que hayan o no acuerdos con el gobierno.
El jefe militar de las FARC negó que ese grupo hubiera asesinado
campesinos, algunos de ellos decapitados, mutilados e incinerados, a finales
de diciembre durante un asalto a los campamentos generales del temido jefe
paramilitar Carlos Castaño, en el norte del país.
Sostuvo que la mayoría de víctimas fueron paramilitares
y que el ataque se debió a una respuesta a la agresión de
esas organizaciones ilegales armadas que combaten a la guerrilla.
Negó que las FARC tengan nexos con el narcotráfico y sostuvo
que se trata de una campaña de desinformación del gobierno
para poder justificar la recepción de la ayuda militar de Estados
Unidos.
"La guerrilla no es narcotraficante, no tenemos eso como principio,
que vengan y verifiquen (Estados Unidos) en las distintas zonas, para que
se den cuenta que el gobierno colombiano y sus fuerzas armadas han estado
engañándolos para pedir ayuda y bombardear y fumigar a los
colombianos", afirmó.
Briceño admitió la posibilidad de "buscar una salida
negociada, civilizada al problema del narcotráfico en el país".
A pesar del proceso de paz, insistió que las FARC, el grupo rebelde
más antiguo del continente y considerado por Washington como una
amenaza para la seguridad regional, no depondrán las armas en caso
de que concluya con éxito una negociación.
"El fusil es el garante de los acuerdos... Si no tenemos los fusiles,
a nosotros no nos escuchan...", concluyó el jefe militar de
las FARC.
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