Sab. 9 de enero de 1999

 







 

 


Continúa viacrucis de Jobito Sánchez

Jobito Sánchez, junto a sus familiares. A él le atormenta la idea de tener que vivir en otro lugar distinto al que ha ocupado por los menos en las últimas seis décadas.

Juan B Madrid
Veraguas - EPASA

Luego de más de dos meses de publicado el reportaje en el cual se planteaba la preocupación de un anciano que reside al frente del hospital regional de Santiago, la situación se torna casi igual, ya que a Jobito Sánchez aún le atormenta la idea de tener que vivir en otro lugar distinto al que ha ocupado por lo menos en las últimas seis décadas.

Por parte del Ministerio de Salud existe la propuesta de reubicarlos en una parte del terreno ubicada en el lado trasero del mismo, en el cual ya se ha empezado a construir, lo que las autoridades de salud consideran como una vivienda más decorosa que la que actualmente estas personas ocupan.

Sin embargo, para los Sánchez la respuesta que se les dio no es para nada satisfactoria, dado que según afirman se les pretende enviar a vivir en la parte más miserable del terreno, y se les ha destinado para su vivienda un sitio en el cual no existen posibilidades de expansión, pues no se les ha dado ni siquiera una de tres partes del globo de terreno que consideraban como de su propiedad.

Para Job Sánchez, hijo del anciano en mención, lo que se ha hecho con ellos es una mezquindad, sobre todo porque tienen pruebas de que han vivido en estos terrenos toda su vida, y que lo hacen porque los mismos fueron un obsequio de su antiguo propietario, Pamkey Alberto Davies, quien también donó los terrenos del hospital.

Según lo dio a conocer Sánchez, la historia de estos terrenos está llena de inconsistencias gubernamentales, amenazas, engaños y una serie de situaciones que evidencian que se ha buscado la parte más débil para que la soga pueda reventarse.

Para él hubo cierto grado de inocencia por parte de su padre que nunca estuvo por legalizar los documentos de la propiedad, confiando, como lo hacían en el pasado, en la palabra de los hombres, hecho que hoy día está pagando de una manera muy cara.

En enero de 1997, luego de gran insistencia por parte de los hijos de Jobito, se logra que el municipio certifique que ellos eran propietarios de dicho lote asignado supuestamente al municipio, dado que su dueño ya no estaba en posesión del mismo.

Este trámite, necesario para una construcción que pretendían hacer en el lugar, se concluyó el 31 de enero del citado año, cuando reciben una certificación que lleva la firma de Mario Luis Delgado, alcalde municipal, en la cual se hace constar que el señor Jobito tenía derecho posesorio sobre el terreno de más de 8 mil metros por tener más de 80 años de vivir en él.

Todos los trámites y permisos de construcción siguieron su curso hasta un año después cuando el 14 de enero de 1998, la licenciada Denis Gutiérrez S., asesora legal de MINSA en Veraguas, envía una misiva al alcalde advirtiendo que ellos reclamaban estos terrenos, antes municipales, como propiedad de este ministerio, por lo que les preocupaba que se estuvieran otorgando los permisos de construcción y adjudicación.

Según este escrito el propietario de estas tierras habría donado tanto las del hospital como las que están en la parte frontal de éste, y se menciona que "el único precarista que allí reside" se le tramita su reubicación, calificativo que no comparten estas personas, primero porque no es un precarista a quien se le regala un terreno y vive en este por varias décadas, y segundo porque no es una persona sino más de tres familias.

Es en este punto donde se presentan las principales inconsistencias para los Sánchez, puesto que primero se les dice que estos terrenos, en los que han vivido toda una vida, eran municipales, y luego aparece el MINSA a tratar de construir unos edificios en el lugar, para lo cual se gestiona su reubicación.

Para Mario Luis Delgado, alcalde de Santiago, estas son situaciones que se dan en todos los municipios del país, ya que cada 5 años se hacen cambios totales de personal en las alcaldías, por lo que es difícil tener un control de todos los problemas que se dan con los terrenos municipales.

 

 






 

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